martes, enero 13, 2009

te lo agradezco, pero no


-pensé que valía la pena correr el riesgo por ti, me espetó.
-te lo agradezco, pero no- me excusé parafraseando a alejandro sanz. -por favor no lo tomes a mal, lo lamento pero no puedo, no quiero, no soy así.
mi situación era complicada. dependía de él por completo, y él lo sabía. debía ser amable pero firme. y sobre todo, cauta. los riesgos eran muchos. estábamos en un recinto de 2x1x1m, en la bodega de un bus con rumbo a lima.

tenía que ir a ica a encontrarme con mi amiguísima kikita, que se vino hasta el perú a visitarme.
de vuelta del colca, me habían dicho que hay un bus cada media hora, que tarda unas 8 horas y que el último sale a las 10 de la noche.
a las 9 llegué a la terminal, pero resultó que el último bondi salía 9.30 y estaba completo. el próximo saldría a las 6 am y las 8 horas eran en realidad 12.
con mi mejor cara de perro apaleado me planté en el mostrador a esperar alguna devolución, ausencia o milagro. me sugirieron hablar con el chofer. en estos casos, ser una mujer sola tiene sus ventajas. repetí mi cara, le expliqué que tenía que llegar a ica, que me estaban esperando, que sino tenía que pagar otra noche de alojamiento y perderme el día viajando. me pidió que espere, parece que había lío con los boletos. de pronto todos los pasajeros están arriba del bus y también el chofer. antes de que se cerrase la puerta, imploré.
-sígueme en un taxi,-sugirió- que aquí está el dueño.
no lo pensé mucho y obedecí. en un círculo inesperadamente perfecto, el mismo taxista que me llevó cuando llegué a arequipa, me llevaba ahora fuera de ahí.
pasamos el bus, el chofer se asoma por la ventanilla.
-después del control tolerancia cero, vocifera. allá vamos.
el bus llega, pago, subo por la puerta delantera. es de esos con dos pisos donde la cabina está absolutamente aislada, separada por una bodega doble, una de las cuales, tapiada, aloja una especie de cama donde los choferes duermen.
-acá vas a estar mas cómoda, dijo, invitándome a pasar a la bodega-dormitorio.
-muchas gracias, pero no hace falta...
-sí, sí, ven, que ahí hará mucho frío más tarde... cómo es que una mujer como tú está viajando sola?
el interrogatorio típico se desarrolló al pie de la letra, pero el contexto casi asfixiante me incomodaba exponencialmente, y del mismo modo crecía el acoso. las incitaciones comenzaron apelando primero a la seducción, luego a la lástima, más tarde a la culpa, para culminar en una insistencia rayana en la extorsión. en respuesta, desplegué un frondoso abanico de evasivas, excusas, agradecimientos y disculpas, que debieron incluir un novio esperándome y la consiguiente férrea defensa de la fidelidad, además de una loa al oficio de chofer y la necesidad de descansar durante el viaje.
dormí arrebujada entre cartones, en la bodega opuesta. pero recién pude descansar al llegar.

2 aportes al desconcierto general.:

kika | 17 marzo, 2009 06:06

yo sigo usando el "te lo agradezco, pero no" y el "a prueba de palabras".
quilevamohacer.

que momento querida eh?
abrazos de madrugada.

Anónimo | 23 marzo, 2009 23:44

soy lesbiana no funciona?