viernes, septiembre 24, 2010

cambio de rumbo

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ya van casi tres semanas en mongolia y tengo que resolver mi destino. rusia cada vez está más cerca, pero también cada vez más lejos. el frío inminente y el presupuesto escaso me desalientan grandemente. se impone un cambio de rumbo, y decidí que me voy para el sur, que en este caso es china, para lo cual debo conseguir una nueva visa.
el lunes volvimos de una semana por el oeste mongol. 5 de la mañana tras un viaje de 17 horas en combi, lluvia y menos de un grado de temperatura en el último día del verano nos recibieron en ulaan bataar.
la embajada china atiende 3 días por semana, y no llego a presentar todos los papeles el lunes (reserva de pasaje, de hotel, foto carnet y fotocopia del pasaporte). dos días en ulaan bataar, igual hace frío para acampar, nos quedamos.
miércoles, me dirijo rauda a la embajada: es feriado en china por el festival de mediado de otoño (?), el momento del año en que la luna está más redonda (??). y a dónde vamos a ir por día y medio? esperamos hasta el viernes.
viernes me encuentro con mi adorada sister en skype y hace mil que no hablamos, a las 11 salgo corriendo para la embajada, igual atienden hasta las 12 pero no tanto, hago una hora de cola para que me digan que vuelva el lunes.
el lunes volveré, pero la visa tarda 4 días laborables (en los que no sé si cuentan los martes y jueves) y el viernes siguiente (cuando supongo podría retirarla) es nuevamente feriado en china y esta vez creo que dura como una semana, vaya uno a saber porqué razón, o sea que recién con suerte podría retirarla el lunes siguiente, justamente el mismo día que se vence mi visa mongola.
o sea que debo pagar por la visa express, 30 dólares más a los 30 que ya vale, para obtenerla en el mismo día o en su defecto extender mi visa mongola, 15 dólares por una semana más, cosa que bien me gustaría ver si de una vez por todas puedo viajar por este país en vez de esperar por la visa china.

miércoles, septiembre 22, 2010

la palabra es fuente de malentendidos, dijo el zorro

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resulta que los mongoles tenían un alfabeto propio, llamado uighur, creado allá por el 1200 por un tal tatar tonga, un escriba capturado por gengis khan en una de sus tantas conquistas allá por el 1200. se escribe en sentido vertical, y se ve así:



pero la historia la escriben los que ganan y en su propio alfabeto, así que cuando los rusos llegaron con el imperio soviético, impusieron primero el uso del alfabeto latino en 1931, y después el Cyrillic, en 1937. para 1941, el gobierno mongol abolió el uso del alfabeto clásico mongol por ley y el cyrillic pasó a ser el alfabeto oficial. es bastante tramposo para leer porque muchos signos son iguales al alfabeto latino, pero representan otros sonidos. por ejemplo, H representa el sonido N, p representa el sonido r, y representa el sonido u y algo como una N invertida representa el sonido i. se ve así:



según leí, desde 1994 están tratando de recuperar el alfabeto tradicional, pero en la calle se nota más la invasión del alfabeto latino, y obviamente, del inglés. en la marea linguística globalizada, los carteles más curiosos que encontré fueron los de las peluquerías. veanlos nomás.


*el texto en ambos casos es el primer artículo de la declaración universal de derechos humanos:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
y en mongol escrito en caracteres latinos sería así:
Khün bür törzh mendlekhee erkh čölöötei, adilkhan ner törtei, izhil erkhtei baidag. Oyuun ukhaan nandin čanar zayaasan khün gegč öör khoorondoo akhan düügiin üzel sanaagaar khar'tsakh učirtai.
para escuchar como sonaría todo ese letrerío junto, click acá. 
si quieren leer más sobre el tema, pinchen acá.

sábado, septiembre 11, 2010

del otro del río

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salimos con la intención de ir terelj, un parque nacional a 40 km de ulaan bataar. el bus pasa a las 4 pm por la vaguísima coordenada de una esquina súper transitada, y como era de esperarse, tras media hora de rebotar de referencia en referencia, llegamos a la parada para comprobar que el bus se ha ido.
estamos con el ímpetu movedizo, las mochilas al hombro llenas de mandarinas, galletitas y fideos instantáneos, y ganas de inaugurar la carpa, así que tomamos un bus local hasta el punto más oeste de la ciudad, a ver que encontramos. encontramos una parada de buses y combis, y mirando el mapa de la lonely planet, un nuevo destino: gachurtt, a 20 km de UB, y de desde donde parece posible llegar a terelj a pie. son las 6 cuando subimos al bus y casi las 7 cuando bajamos, buscamos el río, la costa está muy cerca del pueblo como para poner la carpa y el otro lado promete árboles y cierta seguridad.
zapatillas fuera, pantalones a la rodilla, el agua está fría y el fondo es de canto rodado, pero vale la pena. al día siguiente volvemos a cruzar buscando la senda hacia terelj, que se supone cruza a través de la montaña. una mujer cruza también con un tronco al hombro. preguntamos aquí y allá, la senda no aparece y la costa del río se ve tan bella... y parece que también va a terelj.
caminamos por la costa, entre árboles a veces, cruzando vados otras tantas. un paisaje interminable marca el límite al azul increíble del cielo. 260 días de sol por año hay en este país interminable y desierto. algunos gers cada tanto asoman entre el verde apagado de otoño de las colinas.
un hombre pulula entre árboles amarillos, está juntando unas bayas, nos da a probar.
antes del atardecer buscamos un lugar junto al río para la carpa, juntamos leña, comemos pan con "manteca de maní" y zanahorias, hacemos una fogata, miramos las estrellas.
amanece otro día, otra vez caminamos, las mochilas van más livianas,el río se abre en hilos helados, tejiendo un delta arbolado. varias veces lo cruzamos. el mediodía se pasa con unos maníes y fideos secos, unos perros nos ladran a lo lejos (pero por las dudas, agarramos unas piedras, no sea cosa que...)
pasamos un bosque tupido, el río se abre en dos, un hombre grandote lava una camioneta en la orilla.
-terelj?
con un palo dibuja un mapa en el piso, el río, seguir el río hasta la ruta y esa ruta va a terelj. genial.
unos metros más adelante, dos señoras encantadoras están sentadas junto a una fogata. hierve una olla con carne. saludamos, nos invitan té con leche salado, galletitas, difícil de rechazar. nos sentamos, se ponen a amasar algo, enseguida me arremango para ayudar, está claro que nos invitan a comer, a jonathan lo ponen a cortar leña mientras yo estiro una masa de harina y agua que luego pondrán sobre el caldo hirviente.
viene el hombre, que es el esposo de una de las señoras. obvio que la charla va por señas, pero se arregla para contarnos que viven en naralj y que tienen seis hijos.
jonathan pregunta por la lucha, uno de los deportes nacionales y ahí nomás el tipo lo agarra por los hombros y lo tumba al piso. las mujeres se ríen.
la comida está lista, comemos el cordero hervido, con papas y la pasta que estiré, el té salado ayuda a bajar.
la sobremesa se alarga casi hasta las 6, al final nos terminan llevando hasta la ruta, una vez más cruzamos el río y armamos la carpa, fogón pero sin cena esta vez, la merienda inesperada fue contundente.
amanece el viernes y tenemos que volver a ulaan bataar, a quien le importa ahora ir a terelj, nos tomamos el día con calma, nos metemos en el río helado, almorzamos mandarinas y pan con peanut butter, como a las 4 vamos a la ruta, sí, pero para el otro lado. otro día vamos a terelj.

viernes, septiembre 10, 2010

infiltrado

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trivia: descubra el elemento extraño en la foto!

martes, septiembre 07, 2010

bienvenida

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compartimos el tren con dos hermanas mongolas, que vuelven a ulaan bataar después de dos meses de viaje. la mayor, médica, vive en oman con su esposo escocés, la menor habla poco, por el momento mucho no se anima al inglés. al llegar nos invitan a su casa, sus hermanos las vienen a buscar en auto, la familia a pleno las espera con un banquete autóctono al que nos colamos sin mucho preámbulo.
té salado, carne de cordero, galletitas y un montón de cosas que no puedo nombrar pueblan la mesa del ger, especie de carpa circular que es la vivienda típica mongola, especialmente en el interior. la mayor parte de la población es nómade y los gers se trasladan fácil. aún en ulaan bataar (que tiene un millón de habitantes) apenitas fuera del centro, hay barrios de gers y nuestra nueva amiga confirma que sus padres lo prefieren a una casa común, aparentemente es más fácil regular la temperatura interna, tema no menor en un clima con más de 60 grados de amplitud térmica.
terminado el brunch, nos llevan de regreso hasta el centro en auto y no nos abandonan hasta que nos ubican sanos y salvos en un hotel, so promesa de ir a pasear por los alrededores el fin de semana. ya nos habían dicho que los mongoles eran hospitalarios...

lunes, septiembre 06, 2010

viaje a la nada

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cruzar la frontera china lleva su tiempo. el legendario transmongoliano es demasiado caro; el tren común, sólo hasta el borde, no sale todos los días. debemos adelantar la partida o me iré con la visa vencida, y desconozco las consecuencias de tal osadía. sacamos pasaje entonces para el sábado tempranísimo, adiós al plan de last saturday night fever en beijing.
siete y 37 minutos, después de tres combinaciones de subte, estamos en el andén viendo el tren alejándose. hay que devolver los boletos, encontrar otro modo de llegar, hay buses que salen de las miles de estaciones de buses de beijing, los horarios parecen ser todos los mismos, vamos a buscar la que está más cerca que resulta que no lo está tanto, después de dos intentos fallidos encontramos una terminal con buses a la frontera.
amanecemos en el borde de la china, en una provincia llamada "mongolia interior" para distinguirla de mongolia propiamente, o como dirían los chinos, mongolia exterior. así es como los chinos consideran el mundo: interior, exterior. el paisaje y el clima han cambiado drásticamente: un viento seco y helado navega por el cielo azul azulísimo. la tierra es árida y plana y la ciudad parece desierta. falta nomás el fardo de pasto rodando por la ruta y tenemos el chowmien western perfecto.
el borde no se cruza a pie sino en jeep o auto. al ladito nomás del inicio del fin chino, jeeps sobrecargados levantan gente por una módica suma, únicamente para cruzarlos. entre las esperas de una frontera y otra, nos dan charla. también al llegar, en el pueblo fronterizo, poco más que una estación de tren. los mongoles parecen simpáticos, nos preguntan de dónde somos, dicen estar orgullosos de su tierra, nos ofrecen vodka. comen y toman algo raro de unos frascos de boca ancha, un líquido blanquecino con carne flotando. es té con leche salado, típico mongol. y aunque suene asqueroso, se deja tomar.
vamos el tren hacia ulaan bataar, la capital. nos esperan unas 16 horas de viaje.
el tren es viejo pero está impecable, tiene el aura rusa impregnada en el alma.
apretado entre rusia y china, este país tiene un millón y medio de kilómetros cuadrados y menos de tres millones de habitantes: hay menos de dos personas por km cuadrado. está vacío. la nada más absoluta se desnuda por las ventanas.


viernes, septiembre 03, 2010

pequeñeces pequinesas 3

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por las maravillas de couchsurfing, pasamos nuestra última noche en beijing en un hotel que en vez de habitaciones tiene departamentos, o un edificio de departamentos que bien podría ser un hotel, de esos con suites lujosas para altos ejecutivos que viven largo tiempo en una ciudad.
nuestro host, un alemán que trabaja para mercedes benz, nos dio la llave el día anterior, y al día siguiente fuimos con nuestros petates para allá.
otra vez se me rompieron las ojotas, así que fui luciendo una de mis pocas adquisiciones chinas: un par de zapatillas verdes que usan los campesinos, probablemente una de las pocas constantes que se mantienen de norte a sur.
nos reímos pensando en que, seguramente, la última vez que alguien entró a este complejo con zapatillas similares debe haber sido cuando construyeron el edificio.

miércoles, septiembre 01, 2010

good bye blue skies

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tenemos una semana hasta que se me acabe la visa en china, y queremos ir a algún lado no muy lejos de beijing, pero no sabemos muy bien adonde.
al final nos decidimos por xingcheng, en la costa del mar amarillo. no es que el agua sea amarilla, pero se ve que les gusta el color... antes estuvimos en el río amarillo, es como un fijación, o una señal de daltonismo colectivo, vaya uno a saber.
está bueno ver el mar después de tanto tiempo, pienso. y pienso que tampoco lo voy a ver en largo tiempo, así que doble justificación.
tomamos un tren nocturno, sale como a las 3.40 am. no conseguimos asiento, vamos parados las primeras tres horas de un viaje de cinco, que inexplicablemente se convertirán en once. en vez de llegar antes del mediodía, recién bajamos del tren como a las 4 de la tarde. el cielo está bajo, bajísimo, y gris.
el polvo abunda por estos lados. es una ciudad de las que menos me gustan, de tamaño medio y cero encanto. es cierto que está el mar, y la playa no está mal, pero tampoco está bien. hay también un mercado oloroso de frutos de mar, una muralla y un parte vieja, que es idéntica a pingyao pero más chica y menos explotada, aunque les juro que nada de esto le aporta siquiera un poco de gracia.