dos chicas aventureras como nosotras no se asustan fácilmente.
nuestro host en nasca nos ofrece bicis para ir hasta el mirador de las famosas líneas y nosotras no vamos a decir no.
el aire está grueso y pegajoso, el sol se adivina agazapado en el calor del mediodía. la cinta de asfalto más conocida como panamericana ondula en medio del desierto.
cuando la subida se pone difícil, caminamos.
llegamos al mirador, subimos, miramos. tres figuras se ven desde ahí, una de ellas incomprensiblemente dividida por la ruta.
como si quisiera celebrar nuestra llegada, el sol sale de su cueva de nubes. ningún árbol alivia el agobio. el viento sopla en contra, el agua se nos acaba, las energías también. con inusitada alegría, a lo lejos divisamos las cabinas del peaje.
nos dan agua y ánimo, falta sólo un tercio del camino.
los camiones desfilan sin carga.
kiki y yo nos miramos.
qué lindo se ve el paisaje desde el acoplado.
domingo, enero 18, 2009
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