sábado, enero 17, 2009

ayyyyyyy



ahí estábamos las dos con kiki, frente al pacífico inmenso, hermoso, azul, entre las dunas infinitas de la península de paracas, tras visitar las islas ballestas.
vencimos la amenaza del frío y nos metimos. el llamado del agua era irresistible.
saltando las olas, zambulléndonos. felicidad absoluta.
hasta que un pastelillo (una raya en peruano) me picó!
lloré como una niña por casi dos horas y les juro que si alguien me hubiera ofrecido cortarme la pierna para zafar del dolor, hubiera dicho sí!
por suerte, tres ángeles (kikita y una pareja de españoles encantadores) me cuidaron, me hicieron reiki y me mimaron hasta que el dolor amainó.
sin embargo,la amenaza no me amedrenta. volveré al mar.

1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 06 febrero, 2009 20:46

La marca que la raya te dejó, combinaba muy bien con el color de piel que el sol de Paracas te dejó. :)