que siempre llego tarde no es novedad. pero les juro que no es a propósito, ni de colgada. es que en general, siempre quiero hacer más cosas que las que tiempo permite, y así voy arrastrando minutos en el debe que se acumulan inexorablemente. sin embargo, creánme que hay veces que no es mi culpa, es el destino que conjura en mi contra.
hoy me fui al valle de araku, en el norte de el estado de andra pradesh. la gracia de ir ahí es justamente el viaje por las montañas, en los 120 km de recorrido se cruzan más de 50 túneles. tomé un tren a las 6.45, digamos que llegué a tiempo pero tarde para pescar una ventanilla, bajé casi a las 12 en un apeadero sin estación, fui al museo, recorrí las 3 cuadras del pueblo, tomé 3 chais, comí muchas porquerías y me dispuse a hacer tiempo hasta las 15.30 que pasa el único tren de regreso.
15.15 me encontraba sentada en el borde de la vía, esperando el tren. no hay nadie más, excepto unos cuervos merendando algo que murió bajo las ruedas. pasa un señor que me mira fijo, lo saludo, se para a charlar en telogu, que es el idioma local. chapurreamos ambos en hindi, le digo que espero el tren a vizag, que si pasa a las 15.30 que ya casi son. dice que pasa a las 4, pero que no parará ahí, que tengo que ir a la estación que queda a un km. otro que pasaba confirma lo que dice el primero pero no el horario, que pasa a las 15.40, me dicen que camine por las vías hasta la estación, que mejor por el costado, que mejor me tome un rickshaw porque no voy a llegar.
15.30 me encamino rauda y a regañadientes hacia la ruta a tomar un rickshaw, railway station, hay rickshaws compartidos, cuatro rupias, bueh, no era tanto, vamos con otros tres.
uno se baja a medio camino, paga con parsimonia; seguimos viaje, se bajan los otros dos, que no tenemos cambio, yo sufro, hacemos dos metros más y me dice: railway station, le doy 5, me pide 1, las monedas de 1 no abundan y las de 2 rupias sí, rebusco en el monedero, son todas de dos, le doy dos de ellas y me da los cinco, tengo la mitad del monedero en la mano, miro al andén y el tren está ahí pero no quieto, el tren se mueve, yo corro con el monedero y la botella de agua en una mano, y el resto del monedero y mi cartera aún abierta y a punto de rebalsar en la otra, corro y noto cuán estirada está mi ropa interior (quise recambiar mis corpiños pero los de acá son horribles), el tren va cada vez más rápido, mis pantalones se caen también descaradamente, quisiera creer que es porque estoy más flaca y no porque están sucios, temo que me voy a quedar en bolas y no metafóricamente, entro en la estación, uno me dice "run, run", me siento forest, sigo corriendo con todo absolutamente todo a punto de caer pero el tren, el tren es de esos altos o más bien el andén de esos bajos, o sea que hay que trepar tres escalones y bien agarrado de los estribos para subir, en dramática desesperación tiro la botella de agua adentro del vagón para tener al menos media mano libre y me subo, me subo, me subí, que loca que estoy pero que contenta, me siento en el estribo a disfrutar de la vista.
(las fotos, la próxima)
miércoles, diciembre 30, 2009
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4 aportes al desconcierto general.:
Uff! Me agité con el relato!Ahora que si perdías el tren, no te quedaba otra que aplicar en forma práctica lo que aprendiste en las 120
hs. de meditación (puteadas en posición de sentada con las piernas cruzadas)
yo me agité pero de reirme!
kika of line
si ademas de semejante corrida pudiste sacar fotos sos "lo mas", che!!!!.
igual el relato es tan descriptivo y preciso que no necesita una sola imagen.
seguis viajando?. saludos
julieta, bienvenida!
saqué fotos, sí, pero una vez sentadita en el tren!
sigo de viaje, sí, tras 9 meses en india y dos en tailandia, estoy en laos. el mes que viene, china!
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