sábado, noviembre 08, 2008

ticket to ride


40 y pocas horas me quedan de estadía en esta ciudad (es increíble lo melodramática que me he puesto con los años). ayer a la madrugada, recorriéndola en la bici con amigos, confirmé una vez más cuanto me gusta vivir acá a pesar de su ruidosa locura cotidiana.
ya tengo pasaje y destino inicial: el lunes a la matina salgo a tucumán en tren y derechito luego para la hermosa salta. llevo en la mochila algo de ropa, un par de libros, la bolsa de dormir, mis zapatillas recién compradas y hasta un par de ojotas havaianas que me regalaron: ya soy una chica top. aunque temo que se complique conseguir yerba luego y cargar todo al cuet, el mate no puedo dejarlo.
y tengo algunos nervios también. es extraño y hasta exagerado en algún punto, porque no es la primera vez que viajo. o quizás sea por eso mismo, porque no es la primera vez que viajo y sé que es lo que pasa cuando uno viaja: no vuelve.
puede volver físicamente, claro. pero nunca regresa tal como se fue. y si bien eso no es malo (más bien lo contrario), implica que uno debe, entonces, despedirse también de uno mismo.


el regreso nunca es fácil
y nunca es tal
porque no regresamos donde no estuvimos
no regresamos, porque cuando fuimos
nos dejamos un poco
y nos trajimos otro tanto
transformados

fragmento de"período de adaptación"
publicado en pequeño jardín

1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 14 diciembre, 2008 02:45

Nunca digo adiós a nadie. Nunca dejo que las personas más cercanas a mí se vayan. Me las llevo conmigo adonde vaya