not so easy 2

al fin conseguí que me cortaran las 19 tablas. las cargué en el carro, me encontré con mi señor padre y nos fuimos. una vez que pagamos, tuvimos las clásicas desinteligencias, como que las guías para las cajones no eran todas de 35 cm, o que los tornillos eran sin fresar. Los fui a cambiar al instante, que no fue tal, dado que para cambiar algo hay que deshacer el procedimiento de compra-pago y rehacerlo como uno nuevo.
La demora produce un disminución exponencial en la paciencia de mi progenitor, pero finalmente dejamos el easy con rumbo a mi proyecto de casa. a poco de llegar, entre el puzzle de tablas, me percato de la ausencia de unos tornillos. y una cinta tapacantos, y unos tiradores para los cajones. ups. no estaba.
no sabía que era peor: la guita perdida, la imposibilidad de hacer los muebles este fin de semana o la exasperación de mi viejo. un segundo tardé en darme cuenta que ésta última era la peor, lejos. la letanía de puteadas de mi padre es irreproducible, me canso de pensar en tipear tanto. casi terminé echándolo de la casa... en realidad se fue solito, porque sin los benditos tornillos no había nada que hacer.
mi instinto optimista a ultranza, rayano en la ceguera absoluta, sostenía con vehemencia que las cosas no estaban perdidas del todo. y el optimismo convenció al cansancio.
me subí a la bici y enfilé para palermo. y allí estaba la bolsa, que había quedado olvidada en la caja en la confusión de tornillos fresados y guías más largas. en el camino de vuelta, le mandé un sms a mi viejo: tranquilo...