llegué a medellín a las 6 am, con un sueño que ni el mejor café colombiano podría ahuyentar.
arbolada, artística, vibrante, medellín es bellísima. hay carteles en contra de la violencia y el arte surge de todos los rincones.
saco la cámara, alguien me advierte que la guarde si es que no quiero que me la decomisen.
suenan unos tiros, los comercios bajan las persianas, una nena llora.
doy vuelta a la esquina. aquí no ha pasado nada.