8 y media de la mañana, estoy en la estación de buses de kunming. no tengo ni la menor dea de donde ir, me viene bien hacer tiempo a ver si me responde algún couch surfer. en pantalla gigante están pasando una película épica, quizás sea el tigre y el dragón, la terminal es muy moderna. la música está muy fuerte y me atormenta un poco.
salgo a buscar internet. cruzo a un centro comercial enorme que se parece más a una galería del once que a un shopping, y con la pc abierta en mano y la mochila en la espalda, empiezo a caminar buscando wifi. encuentro señal, pero no anda. finalmente paro en un negocio con pc, donde la vendedora estaba chateando por msn. trato de hacerle enteder a la chica que busco internet, al final llaman a otra de otro local que habla un poco de inglés. le digo que preciso y me lleva a su local, 5 metros más adelante en la sucesión infinita de escaparates idénticos. se llama angela, tiene 25 años y la habían rebotado en su intento para ser profesora de inglés. no los culpo, hablaba bastante mal, pero mejor que yo chino sin dudas. me presta su pc, me habían confirmado un couch, excelente.
angela me da té, me muestra fotos, habla con mi host para que me dé indicaciones y me anota la dirección en mi libretita para mostrársela al chofer. me fui deseando que si alguna vez viaja, alguien haga lo mismo por ella.
cuarenta minutos en bondi, edificios, edificios, edificios. complejo habitacional tras complejo habitacional, prolijos monstruos de colorido cemento, autopistas, avenidas, motos, autos, bocinas, gente. me malacostumbré en laos al silencio, a la ausencia de autos y a las casas de madera.
todo es gigante y anónimo, correcto e impersonal. bajo donde el chofer me indica, llamo a mi host, jinpeng, a los dos minutos me viene a buscar, un amor. su casa es preciosa pero tiene la mugre de dos nerds solitarios. no me molesta, no la pienso limpiar (aunque quizas el desagüe del baño, odio nadar en una pileta de pelos ajenos).
debería ir a averiguar por el tren, no me queda claro cuan lejos es la estación, pero si queda cerca de la de buses iré mañana. jinpeng es simpático y entusiasta, se irá de viaje el lunes a tailandia si es que se decide a comprar el pasaje, no le entiendo todo lo que dice pero me cae bien.
la tarde se pasa entre charla, lavar ropa e internetear, confirmo que no anda facebook, lo cual mucho no me jode, pero blogger y picasa, eso sí que me complica. parece que con un proxy, que no sé ni que es, se puede zafar, tengo que revisarlo.
vamos al supermercado, este área parece muy cheta, hay un teatro gigante y un centro de convenciones, vamos a walmart. cuántas cosas raras! abuso de jinpeng como guía, cada dos pasos le pregunto: qué es esto?
las cosas son caras, mucho más de lo que pensaba, me da la impresión de que los precios son los mismos que en argentina, me veo mal con la guita.
en el camino de regreso pasamos por un parque, que es como un calco del paseito que hay junto a las vías en la primera cuadra de juan b justo en palermo, justo frente a la mezquita. hay muchas señoras bailando danzas típicas, es bonito verlas.
le pregunto a jinpeng que hace los sábados a la noche: usa la internet. bien.
con el pronóstico de noche corta, cocino unos vegetales que salen muy ricos, me encuentro en gtalk con jonathan, quien fue mi compañero de viaje por casi dos meses en india y lo será ahora en lo que queda de asia por vaya uno a saber cuánto tiempo, básicamente el que nos aguantemos mutuamente. él está en shanghai, definimos el punto de encuentro: ambos iremos a guilin, son 24 horas para él y 18 para mí en tren. de algún modo siento que hasta que no nos encontremos no habrá empezado este viaje, por ahora sigo en el limbo. él es quien ha hecho las averiguaciones previas y yo confío.
el domingo me levanto temprano, lavo más ropa, desayuno, escribo, chateo, llega el mediodía y también la tarde, como me cuesta arrancar. voy a comprar el pasaje, resulta que la estación de tren es acá nomás, voy en bus de puro ignorante pero vuelvo caminando. nuevamente voy con un machete escrito por mi host que dice para donde y cuando quiero el boleto. es como ser muda, voy mostrando el papel hasta que consigo el ticket. mañana lunes a las 18.22, arribo a guilin a la una menos cuarto. asiento duro, así se llama la clase de mi boleto. prometedor.
en el camino de regreso, entro por una calle paralela, un mundo parelelo. primero un callejón que se angosta, luego un mercado, luego un puente peatonal sobre las vías. como en los cuadros de sabina en la insoportable levedad del ser, ahí nomás, rascando un poco la superficie, emerge otra realidad. una realidad más parecida a la realidad, lejos del brillo de las luces de neón, de vecinos en la vereda jugando a las cartas, de mercados al aire libre, de perros feos y bicis desvencijadas. de cartoneros y gallinas, de edificios no tan prístinos, de paredes descascaradas, de miradas turbias, de rayuelas en el piso, de restaurantes pegajosos y de callejones sombríos.
cuanto me alegré de ver eso! fue como si comprobara que había vida en la luna. hay vida en kunming!
lunes, julio 12, 2010
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1 aportes al desconcierto general.:
P de PepeQué bueno saber de vos pese a que estás en un país que necesita "filtrar" tan desesperadamente la realidad, autista, diría yo. Una ex ama a China y se lo pasa viajando allí. Para mí China es hasta ahora venta clandestina de órganos, persecución por tus creencias (f. ex. Falun Dafa) y mugre. Ahora con tus pinturas sé que va a mejorar mi visión. Gracias a tu posteadora oficial.
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