andar en bici es un placer en sí mismo, y más si hay sol, y mucho más si vas bordeando un río. así que alquilé una bicicleta para recorrer la ciudad y la costa.
pedalee muchísimo y recorrí un montón, pero extrañé horrores mi propia bici y la generosa amplitud de su asiento. si algo me quedaba de virginidad, lo perdí esta tarde.
sábado, junio 16, 2007
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