estoy en barcelona, donde viví casi un año allá por el 2004.
desde entonces no había vuelto por aquí.
de pronto, me resulta extraño comprender todo lo que la gente dice a mi alrededor. hacía mucho tiempo que eso no sucedía. los carteles, los anuncios, las charlas en la calle, los murmullos de madrugada, las conversaciones por teléfono: una cantidad de información que para mí era simplemente ruido blanco, ahora se cuela a la fuerza por mis ojos y mis oídos.
aunque las mesas de los bares en la calle siempre están llenas, se notan ciertos efectos de la crisis económica: gente durmiendo en la calle, revisando la basura, me llegan como un eco lejano de la argentina de 2001-2002:
es extraño.
estar en barcelona es un poco abrir una puerta al pasado. a reencontrarme con otro yo que ya no soy. a descubrir los cambios, a reconocer lo que aún está.
el primer día hasta me dió un poco de miedo salir. y si en la calle me encontraba con aquella vieja versión de mí?
luego, ese día por la noche fuimos con carlos (mi amigo y host) a gracia, una especie de palermo lleno de bares que había sido mi barrio. le pedí que pasáramos por la puerta de mi antigua casa, en travesera de gracia. no podía recordar el número, ni la puerta. sólo que estaba cerca del mercado, donde nace el carrer de la virreina. a medida que nos acercábamos, mi memoria súbitamente comenzó a unir las piezas del recuerdo. las veía volar hacia mi mente como piezas de un rompecabezas, recomponiendo cada milímetro del espacio, cada gota de recuerdo. | |
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