llego tarde, siempre llego tarde, eso no es novedad. tras taman negara, tomé un bus, luego un tren, luego otro bus, crucé la frontera malayo-tailandesa, luego una moto-taxi, una minivan, otro bus, un saeng-taw (como una camioneta taxi típica tailandesa), un bote y otro saeng-taw para llegar, cuarenta horas después -pero no 40 horas tarde, eh!- a la full moon party, la fiesta más famosa de tailandia, en una isla llamada ko phagnan, cuando la luna ya se había ido. y aunque tarde, fui igual, a ver los despojos de la diversión. 7 am quedan en la playa unos cuantos, los ojos perdidos en vaya uno a saber qué universo, los cuerpos pintados con pintura fosforescente, las botellas desperdigadas en la arena, las peleas clásicas de borrachos, montones de ojotas huérfanas abandonadas a su suerte. no conecto con la fiesta, está claro que carezco de las toneladas de alcohol que los danzarines acusan. y el mar está ahí, ahí. me meto al agua. sumerjo la cabeza, nado pacíficamente en el silencio líquido. apenas mis orejas asoman a la superficie, el punchi punchi violento que ataca desde los parlantes destroza la calma turquesa. casi me alegra no haber llegado a tiempo. más fotos, acá. |
viernes, abril 30, 2010
ay, qué buena está la fiesta, mamá
más o menos relacionado con
sudeste asiático,
tailandia,
viaje
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3 aportes al desconcierto general.:
por lo menos, ¿pudiste encontrar dos ojotas (simétricas) de tu talle?
la verdá, encontré unos zapatitos divinos, rojos, y me los puse.
pero después me dio culpa, y pensé que capaz eran como los de la zapatera prodigiosa, y los dejé...
definitivamente llegar para el Fin de Fiesta tiene un no se qué..
bah, a mi me resulta una observación interesante, qué bueno no ser la única!
besos reina
(¿te gustaron las canciones?)
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