viernes, abril 30, 2010

ay, qué buena está la fiesta, mamá


llego tarde, siempre llego tarde, eso no es novedad.
tras taman negara, tomé un bus, luego un tren, luego otro bus, crucé la frontera malayo-tailandesa, luego una moto-taxi, una minivan, otro bus, un saeng-taw (como una camioneta taxi típica tailandesa), un bote y otro saeng-taw para llegar, cuarenta horas después -pero no 40 horas tarde, eh!- a la full moon party, la fiesta más famosa de tailandia, en una isla llamada ko phagnan, cuando la luna ya se había ido.
y aunque tarde, fui igual, a ver los despojos de la diversión. 7 am quedan en la playa unos cuantos, los ojos perdidos en vaya uno a saber qué universo, los cuerpos pintados con pintura fosforescente, las botellas desperdigadas en la arena, las peleas clásicas de borrachos, montones de ojotas huérfanas abandonadas a su suerte.
no conecto con la fiesta, está claro que carezco de las toneladas de alcohol que los danzarines acusan. y el mar está ahí, ahí. me meto al agua. sumerjo la cabeza, nado pacíficamente en el silencio líquido. apenas mis orejas asoman a la superficie, el punchi punchi violento que ataca desde los parlantes destroza la calma turquesa.
casi me alegra no haber llegado a tiempo.

más fotos, acá.


3 aportes al desconcierto general.:

Hoja Mayor del Gomero | 30 abril, 2010 15:53

por lo menos, ¿pudiste encontrar dos ojotas (simétricas) de tu talle?

p | 01 mayo, 2010 04:11

la verdá, encontré unos zapatitos divinos, rojos, y me los puse.
pero después me dio culpa, y pensé que capaz eran como los de la zapatera prodigiosa, y los dejé...

kika | 02 mayo, 2010 09:44

definitivamente llegar para el Fin de Fiesta tiene un no se qué..
bah, a mi me resulta una observación interesante, qué bueno no ser la única!
besos reina
(¿te gustaron las canciones?)