dos minutos antes de que salga el tren, nos subimos corriendo con las mochilas. ya no hay lugares libres en este trencito que parece de juguete y que va de shimla a kalka en medio de las montañas. acomodamos los bártulos, quizá alguien se baja, aunque ya los asientos están superpoblados: nueve o diez donde debiera haber seis, cinco donde debieran caber tres. yo me consigo un huequito para asomar la cabeza por la puerta y el paisaje es delicioso: capas y capas de verdes profundos. al final consigo sentarme en el estribo y las montañas me inundan la vista. más de cien túneles cruzan la vía en 6 horas de recorrido. uno de los túneles es finito y, aún a través del pantalón, me pela la rodilla. otra herida de guerra. las estaciones son primorosas, pero nadie baja. entre los bolsos, los pies y los sentados en él, casi no queda espacio libre en el piso; hasta los asientos parecen estirarse conteniendo más y más gente. empieza refrescar, jonathan toma mi lugar y yo me siento detrás, sobre mi mochila. el sol se desliza por las vías junto con nosotros. atardecer en movimiento. más fotos, acá |
domingo, noviembre 01, 2009
qué tren qué tren
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1 aportes al desconcierto general.:
Excepto el paisaje, se parece al trencito de Temperley/Haedo, no? El Salva
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