cuatro y media de la mañana suena el despertador como una broma de mal gusto, especialmente considerando que me acosté a las cuatro. ducha obligada con agua fría, aún de madrugada el clima de calcuta amerita una refrescada.
con esfuerzo cierro la mochila, a pesar de que acá me deshice de más 3 kg de carga.
con cierta pena, cierro la puerta de la última casa que me recibió como huésped en la india.
salgo a la calle, el sol no asoma aún, los pájaros reemplazan bellamente las bocinas ausentes, la calle está desconocidamente desierta.
espero el colectivo, los carteles están en hindi, los buitres tacheros se acercan ávidos, al final viene el bus. bajo en el aeropuerto, apuro el último chai en el estacionamiento, check in y a volar.
las azafatas van con saris, vemos una peli de bollywood. eso que se ve por la ventanilla es tailandia. tailandia! menos de dos horas y aterrizamos, justo antes de que termine la película. igual, seguro se quedaba con la chica.
el aeropuerto de bangkok es impresionante. hasta el baño tiene orquídeas! enorme, impecable, minimalista, todo de acero y cristal, absolutamente high tech. busco la oficina de visa on arrival, resulta que los argentinos no precisamos visa para entrar pero sí el certificado de la vacuna contra la fiebre amarilla. mmm, creo que lo tengo, pero... está en la mochila, que está del otro lado de migraciones. voy a migraciones, no me pueden dejar salir sin el certificado de la vacuna, no puedo presentar el certificado sino salgo. llaman a alguien de la aerolínea, me escoltan hasta la mochila, reviso el bolsillo donde debería estar. y, oh ironía, no está. manoteo otro certificado, vuelvo a cruzar migraciones, vuelvo a la oficina de control de salud. hay mucha gente por suerte, todos extienden sus cartoncitos amarillos, yo entrego el otro entre el pasaporte, la tarjeta de embarque y el papel de migraciones, hago una pregunta tonta, completo un papel más que me dan, sonrío mucho, milagrosamente me sella, vamos todavía, me estampa un sello precioso que dice que presenté el certificado, salgo casi corriendo con una sonrisa aún más grande, no sea cosa que se arrepienta, sino me tengo que dar otra vez la vacuna y sale como 70 pesos, vuelvo a migraciones, 90 días de estadía, una maravilla.
treinta y muchos grados hacen puertas afuera, me tomo un bus gratuito con aire acondicionado que me lleva hasta la terminal de buses dentro del aeropuerto, me tomo otro también con aire acondicionado hasta el centro. en el camino, edificios impecables, autos coloridos, nada parecido al paisaje que recorrí los últimos nueve meses.
bajo en el centro. parece disneylandia! todo es de colores brillantes, hay unos puestos de comida que nunca ví antes, las gentes parecen más bien japonesas o chinas, hay chicas hablando con chicos, no hay saris pero sí escotes y minifaldas, hay raros peinados nuevos y ropas fashion. como estar en un animé japonés tamaño real! estoy en estado de shock. creo que pasé demasiado tiempo en la india.
jueves, abril 01, 2010
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2 aportes al desconcierto general.:
Apa, el shock cultural.
Qué hallazgo la conexión entre la despedida de India, el arribo a Tailandia y el Vaivén de Pequeño Jardín. Sos una genia
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