no se preocupen, me iré. día a día voy atando pequeños cabos, ganando pequeñas batallas, resolviendo pequeñas cosas imprescindibles para el viaje. y llegó el turno del calzado.
ya cuento con un par de esos zapatontes de trekking pero además quiero llevarme un par de lona, para todos los días y tengo dos candidatas.
1. unas olestar que compré hace un siglo en el viejo y poco recordado shopping sur (dense una idea de cuantos años tienen... unos 18 por lo menos! zapatillas con mayoría de edad) y que aún hoy me acompañan. cuando las compré eran botitas, pero un día me aburrí y las corté. hoy tienen tantos agujeros como gracia: yo las adoro. son las típicas que madre mira diciendo: "¿cuando vas a tirar esas zapatillas?"

2. un par de zapatillas marca xx, lindas de pinta, 30 p, adquiridas en el coto supermarket hace algo de dos meses.

sin embargo, a pesar de lo simpáticas que se ven de arriba, a los 15 días de compradas, y gracias a la filosa participación de los pedales metálicos de la bici, la suela comenzó a deshilacharse.
yo las sigo usando igual, pero a pesar de las ventajas de la ventilación in situ, los días de lluvia se complica porque el agua se filtra a raudales. pensé en pegarles un pedazo de rueda de bici en la suela... sería como andar en bici aún sin pedalear. pero temo que se despeguen enseguida y volver a fojas cero.

cuando la mudanza, pillow mira las olestar con cara de "ya es hora" y yo asiento con resignación. las dejamos en la cima de una bolsa con la intención de abandonarlas apenas salgamos a la calle. pero el azar es extraño y en el apuro, pillow se sube a un taxi con mis cosas y las zapatillas se cuelan en el viaje.
yo voy en la bici. cuando ambas llegamos a destino, miro la bolsa: solo una queda del ancestral par. lo comentamos: extraña muerte para unas zapatillas, separadas para siempre, inútiles. y al instante, golpean. "hola, pasó un taxista y me dió esto, es tuyo?" y alarga una zapatilla rotosísima, que sí, claro, muchas gracias, es mía.
aún más resistentes de lo que yo pensaba resultaron las blanquinegras olestar, pero sé que sería un abuso reclamarles 6 meses de baqueta viajera, tanto a ellas como a mis pies.
las otras... pues no sé si pegarles algo abajo o darles salida por falta de mérito y comprarme unas que reemplacen más dignamente a las primeras.