Estación Alem. Ya son casi las 8 y el subte no va muy lleno. Los pasajeros se acomodan en toda la amplitud que permite el largo asiento. Seis personas, donde suelen sentarse ocho.
Llegamos a Pellegrini y sube gente, que se para delante de los sentados. La intención es clara. Todos conocen las reglas. Los sentados se miran entre sí en tácito consentimiento y se inicia el juego.
Comienza así una especie de danza, donde los sentados van rebotando acompasadamente sobre el rojo asiento hasta dejar dos nuevos espacios. Ganan aquellos viajeros de pie que logran coincidir con el lugar disponible.
Y gano también yo, que desde el asiento de enfrente, me divierto al ver rebotar las cabezas cansadas en una coreografía siempre nueva.
jueves, enero 25, 2007
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2 aportes al desconcierto general.:
Debería agragarle otro fenómeno muy curioso que ocurre en la misma línea de subte, obviamente:
Los pasajeros se agrupan manteniendo orientaciones dispersas casi aleatoriamente, pero cuando el subte se acerca a pellegrini, empiezan a rotar y quedar mirando hacia las puertas. Parecen partículas metálicas frente a un campo magnético.
Notaaableee!
siempre tan oportuno su comentario!
bien sabe ud. que los asuntos subterráneos no son moco de pavo...
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