Así como quien no quiere la cosa, un día compré un pasaje de avión para Sudamérica y me fui, desilusionada después de más de siete meses en Europa sin nieve (los últimos tres en Holanda) (porfa no lo comenten mucho, que estuve con la visa un poco vencida) (obvio que no estaba esperando nieve en julio o agosto, pero en diciembre hubiera estado bueno)(a la semana de mi partida, la temperatura bajó 20 grados. si, 20. hubo nieve para todos los gustos). El avión me dejó en Brasil: salía la mitad de precio que ir a Buenos Aires e incluía gratis la aventura de recorrer cuatro mil y pico de kilómetros en época de carnaval. Una ganga. Y como si fuera poco, Kikita me esperaba en el aeropuerto con el mate preparado, mejor imposible. O al menos eso parecía. La primera impresión que tuve de Salvador fue que había llegado a la versión latina de la India, pero con precios europeos. Miseria, mugre, marginalidad. Y también esa sensación que ya casi tenía olvidada: miedo. No es de extrañar. Con precios más de una vez más caros que Europa y un salario mínimo cinco veces menor (que en Holanda, al menos -donde el salario mínimo creo que es de 1200 euros. En Brasil es de 600 reales, unos 900 pesos argentinos, o sea un 50% menos que en Argentina), tengo la sensación de que el país está al borde de una guerra civil. Cómo hacen para sobrevivir los brasileros? Cómo se reparte la torta de la sexta economía mundial? La escena en las calles me recuerda a los peores días del 2001-2002... Trascartón, algunos me previenen que Argentina no está mucho mejor. Para mis adentros, no puedo evitar pensar que más viajo por Brasil, más quisiera volver a Holanda... (están pensando que me aburguesé, no? igual no se preocupen, que a Argentina voy a ir). *pensándolo bien, quizás ahora sí se consiga en Grecia o España. |
domingo, febrero 26, 2012
esto en europa no se consigue*
más o menos relacionado con
brasil
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