uf, sí que ha pasado mucho tiempo desde el último post. y también muchos kilómetros.
el viaje por europa tiene un condimento muy particular, y es que básicamente voy a visitar amigos. amigos que conocí viajando en asia, en sudamérica o en buenos aires, por tres días o por dos meses, amigos que comparten cierto modo de ver el mundo, que en su gran mayoría han hecho viajes largos y ahora están de vuelta.
es más que interesante verlos al regreso de sus odiseas, en su lugar de origen, quizás con sus familias, con sus trabajos, en su hábitat. qué sintieron al regresar? cómo ven su vida ahora? qué quieren hacer? están felices?
lo mejor que tiene esta parte del viaje es que donde sea que voy, sé que me esperan muchas charlas profundas y sin dudas, muchos abrazos.
desde finlandia seguí a dedo hasta por enicma del círculo polar ártico, luego bajé por suecia a visitar unos amigos muy queridos en estocolmo: mathias, filosófo de facto, que había viajado un mes conmigo en tailandia y laos un año atrás, y carlos, colombiano genial que conocí en baires pero que luego me alojó en bogotá, junto con su mujer annika.
después -tras hacer dedo con una motorhome checa para cruzar en ferry de suecia a alemania- me fui a berlín a encontrarme con algunos amigos de mi buenos aires querido: la divinísima kris, nani, pato y hasta de casualidad, algunos que había conocido en beijing! berlín me encantó, pero el tiempo estaba feo y me enfermé un poco, aunque hubo tiempo para pedaleadas muchas, músicas varias, barbacoa en el parque y falafel callejero.
una semana después me fui a holanda a ver a bas, mi último compañero de viaje, a quien había alojado en beijing y con quien viajé seis semanas a dedo por mongolia y rusia hasta el sur de finlandia, donde debimos separar caminos por razones laborales -suyas, obvio-. remo, bici, apfelmouse, ositos de lana y una casi competencia culinaria entre su papá y yo. impecable.
siete días después nos fuimos a bélgica sólo por un día que resultó poco afortunado para el autostop y terminamos durmiendo en la carpa detrás del estacionamiento de un carrefour en waterloo.
bas se volvió a holanda y yo seguí viaje hacia suiza, a reecontrarme con la hermosa gringuita eva en lenzburg. nos habíamos conocido al inicio de mi viaje en cochabamba, donde eva me alojó, y luego un año después me visitó en la india. caí justo para un festival de arte callejero, buenísimo, fuimos a visitar varios castillos y a nadar en un lago, y sus compañeros de casa me malcriaron con vinos argentinos y dulce de leche.
de ahí me fui a italia, cerca de milán, a ver a la ragazza silvia, una de mis compañeras de aventuras preferidas en beijing. hicimos bici, picnic en milán y charlas interminables, con el ingrediente de su familia (y su madre italianísima preguntándome a las 8 am que voy a querer almorzar).
después pasé por vincenza a visitar a max, otro tano que había conocido en bolivia y con quien después viajé un rato por bolivia y argentina. con rafaella carrá de banda sonora pedaleamos, charlamos y miramos las estrellas.
unos días después me fui a lugo di romagana a ver a enea y betta. enea y yo nos habíamos conocido en colonia, uruguay, en la víspera de año nuevo del 2006, creo. después se quedó en mi casa en baires y un año más tarde regresó con elisabetta, su mujer, de luna de miel. ahora tienen un bambino, antonio y betta está embarazada de mellizos, dos varones. tienen una finca con duraznos, damascos y muchas uvas, de las cuales enea hace uno de los vinos más ricos que he probado en mi vida, un malbo de 2009. hicimos pastas, recorrimos varios pueblos, fuimos al mar.
de ahí, siempre a dedo, claro, me fui a génova, sólo para cortar el camino hasta la provence, cerca de avignon, donde me esperaba uli, un alemán que vive en parís y que alojé en buenos aires hace tres años. desayunos en la terraza, frambuesas del jardín y unos cuantos kilómetros recorriendo el verde salpicado de pueblos bellísimos.
ahora estoy en barcelona, al fin con un poco de tiempo para escribir...
miércoles, agosto 31, 2011
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