miércoles, junio 30, 2010
martes, junio 29, 2010
primer aniversario
hoy se cumple exactamente un año desde que salí de buenos aires.
un año que a veces me parece un siglo y otras, un instante.
fueron 14000 kilómetros en india y 6000 entre tailandia, malasia y laos, nada menos que 20000 km sin contar los vuelos. y es mucho recorrido por fuera, pero creanme que ha sido más por dentro.
me tocó recorrer sin mapa, sin brújula, sin guía, a tientas. y muchas veces me costó encontrar el camino. en la ruta encontré lágrimas fluyendo como las cataratas de luang prabang, risas exhuberantes como la selva de taman negara, enojos filosos como los corales de ko lipeh, abrazos cálidos como las tardes en jaisalmer, decepciones profundas como las cavernas de vang vieng, alegrías prístinas como las playas de ko tarutao, tristezas infinitas como océanos, dolores antiguos como las ruinas de khajuraho, broncas caoticas como los bazares de delhi. me encontre navegando en aguas tranquilas como en los backwaters de allepey, enfrentando vientos como los del desierto del thar, desafiando tormentas rabiosas como las de vang vieng, disfrutando calmas absolutas como las de orchha.
ví todos los paisajes: los más oscuros, los más explosivos, los más serenos, los más alegres.
fue una exploración profunda, caótica, desordenada, desigual, en ráfagas.
un recorrido sinuoso a veces, lineal otras, fascinante siempre. y todavía queda mucho más. pero el camino es por dentro.
un año que a veces me parece un siglo y otras, un instante.
fueron 14000 kilómetros en india y 6000 entre tailandia, malasia y laos, nada menos que 20000 km sin contar los vuelos. y es mucho recorrido por fuera, pero creanme que ha sido más por dentro.
me tocó recorrer sin mapa, sin brújula, sin guía, a tientas. y muchas veces me costó encontrar el camino. en la ruta encontré lágrimas fluyendo como las cataratas de luang prabang, risas exhuberantes como la selva de taman negara, enojos filosos como los corales de ko lipeh, abrazos cálidos como las tardes en jaisalmer, decepciones profundas como las cavernas de vang vieng, alegrías prístinas como las playas de ko tarutao, tristezas infinitas como océanos, dolores antiguos como las ruinas de khajuraho, broncas caoticas como los bazares de delhi. me encontre navegando en aguas tranquilas como en los backwaters de allepey, enfrentando vientos como los del desierto del thar, desafiando tormentas rabiosas como las de vang vieng, disfrutando calmas absolutas como las de orchha.
ví todos los paisajes: los más oscuros, los más explosivos, los más serenos, los más alegres.
fue una exploración profunda, caótica, desordenada, desigual, en ráfagas.
un recorrido sinuoso a veces, lineal otras, fascinante siempre. y todavía queda mucho más. pero el camino es por dentro.
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lunes, junio 28, 2010
dos días en 4000 islas
me doy un baño, se me rompen las ojotas, un día voy a escribir sobre las ojotas de este viaje, tengo que ver como las voy a arreglar, encuentro una lonelyplanet de laos en español, la leo un rato, me cuesta concentrarme en eso, abro la pc porque tengo algo para corregir pero no lo encuentro, me pongo a ver una peli que me habían recomendado, un compromiso muy largo con la hermosa de audrey tatou. ay, como la envidio a esta chica, no puede ser tan bella.
de pronto alguien me llama desde afuera, es lynn la australiana que alquiló una bici. vamos esta vez por la costa oeste, es todo chiquito, llegamos al puente, otra vez la misma historia, no voy a pagar así que pegamos la vuelta otra vez por el este, entramos por un camino central, pasa por un templo, lo están arreglando, saco unas fotos, unas chicas suizas que viajaron conmigo hasta pakse me contaron que a veces los monjes no eran tan célibes como parecían, mmm.
seguimos hasta el centro, veo una cara conocida, es karol, un irlandés que conocí en luang prabang con finnola, su novia. son linda gente, me alegra verlos, justo hoy pensaba que tenía que escribirles a ver si estaban por acá y mientras pensaba eso, pensaba también que no hace falta hacer ningún acuerdo, cuando uno se tiene que encontrar, se encuentra sin esfuerzo.
argentina juega a la 1.30, y quedamos con oscar, el argentino, en ver el partido. cenamos tipo 9 en una mesa multitudinaria y multinacional: estaban lynn la australiana, finnola y karol de irlanda, eric de EEUU, maili de nueva zelanda, un belga cuyo nombre no registré, oscar y yo. el bar estallaba con el partido alemania- inglaterra.
me siento rara a veces en esas situaciones sociales. como que no me interesan mucho. a veces sí, la charla es interesante, pero no siempre y yo me cuelgo en cualquier cosa no relacionada. cuando terminó el partido la mayor parte de la gente se fue, oscar y yo teníamos que esperar como 3 horas más, nos unimos a otra mesa llena de canadienses, aussies e irlandeses. tomamos unas cervezas, me dio un sueño atroz, no podía seguir ninguna charla y el partido que no empezaba.
al final arrancó, oscar y yo nos movimos más cerca de la tele, él hacía comentarios que yo no tenía la menor intención de responder, igual ni hacía falta. un gol, dos goles, miro con atención pero me importa tan poco el partido que cuando termina el primer tiempo me voy a la cama.
a la mañana me desperté temiendo resaca pero era puro cansancio y decidí irme a pakse. todavía no sé si iré a ver las cosas que hay que ver por acá, pero ya tengo que pensar en volver al norte. el jueves debería estar de vuelta en vientiane para buscar mi visa china.
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jueves, junio 24, 2010
no rush
de vang vieng nos vamos a vientiane, la capital de laos. es como un pueblo chico, como una versión asiática de santiago del estero, de casas bajas y ritmo lento. alguien me dice que Lao PDR (tal el nombre oficial del país) en realidad no quiere decir Popular democratic republic sino please don't rush (por favor no te apures). creo que tiene razón.
la mañana se me pasa puteando con un libro que tenía para corregir, la internet que no andaba, mi pimentero roto y un cambio de habitación. recién a las 11 me fui para la embajada china a tramitar mi visa.
fui caminando rapidito, son como 5 kilómetros y tenía la impresión de que cerrarían al mediodía. en efecto, no me equivoqué. llegué una hora más tarde, a las 12, y habían cerrado 11.30. el de la puerta me dice que a las 2 vuelven a abrir, me dedico a hacer tiempo. veo en el mapa que la embajada de mongolia está cerca, voy a averiguar también, también tengo que esperar, empiezan a atender a la 1.
en el camino, aunque apurada y a pesar de la mañana complicada, vengo contenta, con esta alegría inexplicable y profunda que me suele atacar con frecuencia. me surgieron un montón de ideas, iban brotando en mi cabeza mietras caminaba. así que cuando me dijeron que vuelva en una hora en la embajada mongola (?), me senté en la vereda de enfrente a escribir como una desquiciada. escribí a borbotones, 3 o 4 o 5 cosas nuevas para pequeño jardín.
se hizo la una, fui a por la visa mongólica, claro que debía dejar el pasaporte y no puedo porque lo preciso para la otra visa, así que no hago nada más que perder 15 minutos, sólo me restan otros 45 para volver a la china. no hay un gramo de sombra en la calle, me siento lejos, paciencia.
a las 2 voy a la puerta y me dicen que no, que sólo por la mañana. cómo? pero si él me dijo! ruego, imploro, por favor, por favor, por favor, al final dicen sí, si es nomás completar un formulario, no me importa si luego tarda cinco días, lo que no quiero es tener que volver dos veces acá.
vuelvo caminando, sonriendo, cantando aunque un poco también derritiéndome, pero qué importa. en una semana tendré visa para china.
la mañana se me pasa puteando con un libro que tenía para corregir, la internet que no andaba, mi pimentero roto y un cambio de habitación. recién a las 11 me fui para la embajada china a tramitar mi visa.
fui caminando rapidito, son como 5 kilómetros y tenía la impresión de que cerrarían al mediodía. en efecto, no me equivoqué. llegué una hora más tarde, a las 12, y habían cerrado 11.30. el de la puerta me dice que a las 2 vuelven a abrir, me dedico a hacer tiempo. veo en el mapa que la embajada de mongolia está cerca, voy a averiguar también, también tengo que esperar, empiezan a atender a la 1.
en el camino, aunque apurada y a pesar de la mañana complicada, vengo contenta, con esta alegría inexplicable y profunda que me suele atacar con frecuencia. me surgieron un montón de ideas, iban brotando en mi cabeza mietras caminaba. así que cuando me dijeron que vuelva en una hora en la embajada mongola (?), me senté en la vereda de enfrente a escribir como una desquiciada. escribí a borbotones, 3 o 4 o 5 cosas nuevas para pequeño jardín.
se hizo la una, fui a por la visa mongólica, claro que debía dejar el pasaporte y no puedo porque lo preciso para la otra visa, así que no hago nada más que perder 15 minutos, sólo me restan otros 45 para volver a la china. no hay un gramo de sombra en la calle, me siento lejos, paciencia.
a las 2 voy a la puerta y me dicen que no, que sólo por la mañana. cómo? pero si él me dijo! ruego, imploro, por favor, por favor, por favor, al final dicen sí, si es nomás completar un formulario, no me importa si luego tarda cinco días, lo que no quiero es tener que volver dos veces acá.
vuelvo caminando, sonriendo, cantando aunque un poco también derritiéndome, pero qué importa. en una semana tendré visa para china.
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miércoles, junio 23, 2010
buscando la laguna azul
finalmente decidimos alquilar bicicletas, aunque nos costó arrancar. salimos pasado el mediodía con un calor húmedo y pegajoso en busca de una laguna azul. la ruta desigual y pedregosa convertía mi cuerpo en un sonajero. al poco de salir paramos en un puesto-restaurant-kiosco, compro rambutanes, una fruta roja y peluda por fuera y blanca por dentro, de textura y sabor parecidos a las uvas; mathias se deja robar por una sprite que sale carísima. ya estamos hechos agua, me mojo la cabeza antes de seguir. entramos en un desvío para ver una cueva, el camino era aún peor: piedras, subidas, bajadas, calor. estamos ensopados. llegamos a la cueva, adentro está fresco, tenemos una linterna muy mala, nos escurrimos detrás de un trío que va delante nuestro pero sus linternas tampoco ayudan mucho, no sabemos muy bien que es lo que hay para ver, tras intentar caminar acurrucados por una rendija a 45 grados, decidimos salir. otra vez la ruta coctelera, hay que bajar de la bici y caminar. volvemos a la ruta principal, la promesa de una laguna azul al final del camino nos mantiene vivitos y pedaleando, el camino mejora sensiblemente, pedaleamos entre cielos reflejados en los arrozales. cruzamos un puentecito de ensueño, abajo un río verdiazul ronronea manso, compramos un ananá, seguimos pedaleando, pasamos por unos pueblos, sabaidee. llegamos a la caverna y lago, que no es lago sino río, que no es azul sino verde. nimiedades, el punto es que nos podemos bañar. a un lado del puente el agua está llena de púberes ingleses, del otro lado el río solo para nosotros. mathias no es muy amante del agua, chapuzón y sale, yo me quedo flotando un rato, dejándome acariciar por la corriente. nos sentamos a cantar y charlar un rato, le entramos al ananá, subimos a la caverna, ni idea teníamos que serían tantos escalones, casi hay que subir toda la montaña, una vez arriba otra vez hay que descender casi lo mismo pero por adentro del cono de roca. el primer recinto es enorme y entra luz. tiene una acústica increíble, canto el ave maría sólo para probarla. no nos metemos muy adentro, la linterna es casi inútil y estamos con poco ánimo explorador. bajamos y otra vez al agua, serán pasadas las 5 cuando empezamos a regresar. que feliz me hace pedalear, voy cantando a todo lo que dan mis pulmones. pasamos otra vez por el puentecito de ensueño, mathias sugiere que cenemos ahí, sino fuera porque pronto estará oscuro suena genial, corremos el riesgo. la gente es superamable y la comida está bien, compramos otro ananá para mañana, apuramos la pedaleada, ya no queda nada de sol, no es muy fácil con las rocas pero ya casi llegamos, las cosas en el canasto de la bici saltan como poseídas, voy perdiendo las frutas que compré como una gretel a pedal. antes de cruzar el puente sacamos unas fotos, ya está oscuro pero ya estamos de regreso. ya sobre el asfalto, elijo seguir con la pedaleada un poco más. la bici y yo nos merecemos pedalear sin saltar, romancear un rato sobre terreno amigable. |
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lunes, junio 21, 2010
rayos y centellas
son las 3 am y no hay luz. desde hace dos horas cae afuera la tormenta eléctrica más magnífica y violenta que recuerdo. llueve, como diría charly, hermosa y salvajamente.
abro la ventana y me asomo, cada gota es un bautismo, un beso, una herida.
los rayos atraviesan la negrura horizontalmente, quiebran rabiosamente el telón de la noche. están escribiendo instantáneos mensajes secretos con trazos de luz. dibujan cada vez el contorno de las montañas en el horizonte. encienden el día por un microsegundo.
mi corazón se estremece, pero no de miedo, es pura adrenalina. lástima que mi compañero de cuarto desconozca la noción de romanticismo. los sapos se despiertan, compiten con los grillos y las gotas quien entona mejor esta canción de cuna.
abro de par en par las ventanas, que penetre esta lluvia fabulosa, este viento mojado de luces fugaces.
abro la ventana y me asomo, cada gota es un bautismo, un beso, una herida.
los rayos atraviesan la negrura horizontalmente, quiebran rabiosamente el telón de la noche. están escribiendo instantáneos mensajes secretos con trazos de luz. dibujan cada vez el contorno de las montañas en el horizonte. encienden el día por un microsegundo.
mi corazón se estremece, pero no de miedo, es pura adrenalina. lástima que mi compañero de cuarto desconozca la noción de romanticismo. los sapos se despiertan, compiten con los grillos y las gotas quien entona mejor esta canción de cuna.
abro de par en par las ventanas, que penetre esta lluvia fabulosa, este viento mojado de luces fugaces.
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viernes, junio 18, 2010
una imagen
estoy un poco atrasada con la escritura. es que en laos hay muchas mariposas...
(vean más fotos en picasa, como siempre)
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miércoles, junio 16, 2010
en el camino
el día después de la fiebre atroz, me levanté tempranísimo. el mundo ya no giraba tanto, o mi cabeza parecía estar más en su lugar. me duché, acomodé mis cosas y salí a la calle. caminé un rato, son tan hermosas estas callecitas... el río asomando al final de la esquina, los techos rojos, los árboles, infinidad de mariposas, bicicletas, monjes. tengo el atrevimiento de preguntar cuanto sale alquilar una bici. me río de mí, qué loca estoy. apenas puedo estar en pie! entro a un templo, voy al mercado, entro por una calle angosta que no conocía, al menos no la conocía llena de puestos de verduras y frutas. paradójicamente, tampoco reconocí la avenida por la que iba, desnuda ahora de los puestos del mercado nocturno de artesanías. todo tiene una rutina horaria particular en laos. son apenas las 8 am, y hay puestos que ya están cerrando! compro jengibre para mi garganta malherida, me da gusto poder preguntar en lao y entender la respuesta. no es que haya aprendido tan rápido, pero es que se parece mucho al thai. averiguo por los buses a vang vieng y decido tomarme uno ese mismo día. vuelvo al hotel a armar la mochila, a empacar. cómo se dice "enmochilar"? no hay una palabra para eso en castellano. en inglés tampoco, para todo dirían "pack". pero no es lo mismo decir empacar que enmochilar, armar la mochila. empacarse es también encapricharse, tararse, detenerse, negarse a moverse. o sea, todo lo contrario a la idea de enmochilar. seis horas de viaje. voy moviéndome de una ventanilla a la otra, sumergiéndome en el paisaje. montañas verdes suben y bajan a cada lado. cada tanto, como hongos silvestres, brotan algunas casas a los lados de la ruta, muchas de ellas suspendidas sobre el risco encaramadas a finísimos pilares chuecos. cada tanto el río asoma desde el abismo, marrón y caudaloso. hay un eco lejano al valle sagrado del cusco. hay infinidad de chicos. pasa una mujer con su crío atado en la espalda, después dos nenas con canastos en la espalda llenos de leña. dos chicas cargan montón de bidones, adivino que irán a buscar agua. un tipo corta leña, chorrean los mocos en la cara de un enano de dos años, tres pibes juegan a la pelota, una mujer acomoda unas hojas verdes, llueve un poco. en cada rancho hay una escena que quisiera fotografiar. pienso que igual, más que la foto, quiero la historia. quisiera viajar in eternum, saber cada idioma, poder parar en cada casa y charlar con cada uno de ellos. saber que les pasa, cómo viven, qué piensan, qué sienten. es que cada rostro es una historia. si nomás saco la foto, yo armo el relato. pero si ellos me lo contaran, la foto simplemente sería para mí un anclaje para ese texto. nada más que una imagen atada a tanto significado. |
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fiebre con gusto no pica
entre las cosas que hay para hacer en luang prabang, hay que ir a visitar una catarata.
acostumbrada a las decepciones cataratiles tailandesas, de aguas marrones y mezquinas, fui sin la menor expectativa. y cuando llegué, encontré un lugar como éste:
quizás más de una decena de piletas de agua azul cristalina, saltos, cascadas y cascaditas. y lo mejor de todo, uno se puede bañar! con los 35 grados que debe hacer de mínima cada día, un chapuzón es un regalo divino.
obvio que desde que llegué hasta que me fui, estuve chapoteando cual coca sarli, remojando mis partes nobles e innobles también, y hasta zambulléndome desde las piedras en épicos clavados. volví extenuada pero fresquita.
a la noche, aún con treinta y pico de grados, tengo piel de gallina. algo no está bien, tengo frío.
mmm, no tengo termómetro pero no hace falta: evidentemente tengo fiebre.
al día siguiente, placas en la garganta, fiebre, temblar, dormir tapada con dos frazadas, fiebre, baño con agua fría, té de jengibre, antibióticos.
creo que es la primera vez que me enfermo de verdad en este año. bueh, me engripé una vez en india. pff, estoy hecha una pinturita. jovi.
acostumbrada a las decepciones cataratiles tailandesas, de aguas marrones y mezquinas, fui sin la menor expectativa. y cuando llegué, encontré un lugar como éste:
quizás más de una decena de piletas de agua azul cristalina, saltos, cascadas y cascaditas. y lo mejor de todo, uno se puede bañar! con los 35 grados que debe hacer de mínima cada día, un chapuzón es un regalo divino.
obvio que desde que llegué hasta que me fui, estuve chapoteando cual coca sarli, remojando mis partes nobles e innobles también, y hasta zambulléndome desde las piedras en épicos clavados. volví extenuada pero fresquita.
a la noche, aún con treinta y pico de grados, tengo piel de gallina. algo no está bien, tengo frío.
mmm, no tengo termómetro pero no hace falta: evidentemente tengo fiebre.
al día siguiente, placas en la garganta, fiebre, temblar, dormir tapada con dos frazadas, fiebre, baño con agua fría, té de jengibre, antibióticos.
creo que es la primera vez que me enfermo de verdad en este año. bueh, me engripé una vez en india. pff, estoy hecha una pinturita. jovi.
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