lunes, octubre 11, 2010

smog, dormis y acento francés


ulaan bataar tiene un encanto soviético, digamos, que para mí tiene gusto a poco. a primera vista, el estilo arquitectónico es ni: apagado, cuadrado, chato. a segunda vista mejora un poco, cuando detrás de la primera línea de marquesinas y vidrieras, se asoma, dos metros más atrás, la estructura clásica de los edificios, de líneas decó. paradójicamente, esa ausencia de encanto no la vuelve desagradable. latiendo entre la cuadrícula de las avenidas hay calles pequeñas, edificios bajos y plazoletas soleadas. la que está en la puerta de nuestro hotel es acuo temática: los toboganes son peces, los bancos son cocodrilos y hay una especie de estanque vacío con una sonriente ballena de cemento dentro.
un millón de personas viven acá y hay demasiados autos, sobre todo en la avenida principal, peace av, que la cruza de este a oeste. para compensar, el smog le confiere a las luces una magia particular, especialmente al atardecer.
cada vez que veo algun gringo por la calle, casi inevitablemente cruzamos miradas con la misma pregunta implícita: "qué carajo hacemos acá?"
y es que la ciudad no es tan tourist-friendly como parece. hay muchas historias de afano y violencia contra los extranjeros, las he escuchado, atestiguado y sufrido. afanos en el taxi, apuradas en la calle, tajos en la cartera. casi se siente como latinoamérica.
para compensar, el hostel donde nos quedamos es super lindo y todo está impecablemente limpio. entre el frío que no permite camping, la disposición radial de las rutas en UB y las demoras burocráticas, fuimos y vinimos varias veces y nos terminamos quedando en ub muchísimo más de lo planeado, y la atmósfera del hostel invita a quedarse. selenge, la chica que trabaja ahí, y sagi, la dueña, nos malcrían bastante. además hay calefacción, wifi y las duchas con el agua más caliente que se puedan imaginar, nada despreciable cuando afuera hace cuatro grados bajo cero.
nueve camas hay alrededor de la mía, cuyos ocupantes musicalizan cada noche con sus ronquidos y otras treinta más en varios cuartos. el resultado es una fauna constante y cambiante de viajeros que van y vienen con sus mochilas y su olor a pata, cosa que nunca falta.
en la última entrada coincidimos con tres franceses, flavien, que llegó con el corazón roto y la idea de quedarse a vivir en mongolia para curarlo, y astrid y gael, una adorable parejita que exuda amor adolescente y efervescente. pintó comunidad francesa, y aunque obviamente no entiendo todo lo que dicen, compartimos cierto grado de locura inofensiva, como ir todos a cenar a un restaurante top con sombreros distintos -mongol, chino, ruso, chambergo y oso panda (?)- y unos cuantos shots de vodka.
se siente bien la vida comunitaria, aunque tarde o temprano todos deberemos partir. entretanto, nos reímos cantando el superclásico hotel california: "you can check out any time you want, but you can never leave!"


tengo montón de fotos pero se me rompió la pc, así que espero poder repararla en china... paciencia!

1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 12 octubre, 2010 01:37

Sorry for yr lost... -STOP-(anémona anónima) -STOP- Esperamos fotos -STOP- bsrgrds -STOP-