lunes, septiembre 06, 2010

viaje a la nada


cruzar la frontera china lleva su tiempo. el legendario transmongoliano es demasiado caro; el tren común, sólo hasta el borde, no sale todos los días. debemos adelantar la partida o me iré con la visa vencida, y desconozco las consecuencias de tal osadía. sacamos pasaje entonces para el sábado tempranísimo, adiós al plan de last saturday night fever en beijing.
siete y 37 minutos, después de tres combinaciones de subte, estamos en el andén viendo el tren alejándose. hay que devolver los boletos, encontrar otro modo de llegar, hay buses que salen de las miles de estaciones de buses de beijing, los horarios parecen ser todos los mismos, vamos a buscar la que está más cerca que resulta que no lo está tanto, después de dos intentos fallidos encontramos una terminal con buses a la frontera.
amanecemos en el borde de la china, en una provincia llamada "mongolia interior" para distinguirla de mongolia propiamente, o como dirían los chinos, mongolia exterior. así es como los chinos consideran el mundo: interior, exterior. el paisaje y el clima han cambiado drásticamente: un viento seco y helado navega por el cielo azul azulísimo. la tierra es árida y plana y la ciudad parece desierta. falta nomás el fardo de pasto rodando por la ruta y tenemos el chowmien western perfecto.
el borde no se cruza a pie sino en jeep o auto. al ladito nomás del inicio del fin chino, jeeps sobrecargados levantan gente por una módica suma, únicamente para cruzarlos. entre las esperas de una frontera y otra, nos dan charla. también al llegar, en el pueblo fronterizo, poco más que una estación de tren. los mongoles parecen simpáticos, nos preguntan de dónde somos, dicen estar orgullosos de su tierra, nos ofrecen vodka. comen y toman algo raro de unos frascos de boca ancha, un líquido blanquecino con carne flotando. es té con leche salado, típico mongol. y aunque suene asqueroso, se deja tomar.
vamos el tren hacia ulaan bataar, la capital. nos esperan unas 16 horas de viaje.
el tren es viejo pero está impecable, tiene el aura rusa impregnada en el alma.
apretado entre rusia y china, este país tiene un millón y medio de kilómetros cuadrados y menos de tres millones de habitantes: hay menos de dos personas por km cuadrado. está vacío. la nada más absoluta se desnuda por las ventanas.


1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 12 septiembre, 2010 17:37

No aceptes mamushkas en el tren! Buen paisaje el de los chowmien trashers.