lunes, agosto 09, 2010

pueblos muertos, pueblos vivos


de xian nos fuimos a danjigiacun en tren nocturno. por una vez viajamos en cama hasta hancheng, un viaje corto, menos de 5 horas creo, salimos recién como a las tres, esperando adormilados en la estación atestada y roñosa, al tren retrasado. dormimos igual, en las literas altas, en distintos compartimientos.
al llegar, un sol desnudo de rayos se recortaba perfecto como una yema de huevo en el cielo uniformemente gris. ahí nomás tomamos una combi para danji, o para el camino a danji. nos bajamos en la ruta, y luego de dos kilómetros de caminata llegamos a un pueblo pardo hundido en una hondonada polvorienta. tardamos un rato en encontrar alojamiento, vamos entrando en todas las casas diciendo binguan (casa de huéspedes), obvio que el inglés es inútil, todas las casas son iguales, la puerta doble a un zaguán que disimula el patio amplísimo al que asoman todas las habitaciones. miramos dos o tres lugares, o muy caros o muy horripilantes, los baños son siempre la peor parte, al final caemos en casa de una abuela despótica y un niño terrible, nos ofrecen una habitación por 20 yuanes y la tomamos. el baño es un cuartito con un agujero en el piso y sin agua, al lado hay una montaña de tierra y una pala ancha, diy, la ducha, un fuentón que terminamos usando en la terraza en un baño doblemente refrescante. el servicio es con pensión completa, desayuno, almuerzo y cena, la comida típica, vegetales fritos variaditos, zuchinis, chauchas, papas, tomates, huevos revueltos con algo verde y carne de cerdo, y el infaltable arroz blanco aburridísimo que no hay modo que lo trague. la señora se preocupa porque no como arroz, nos quiere hacer morfar hasta las orejas, fuera de las comidas nos da sopa, pan, galletas, el nieto se la pasa revoloteando con una jeringa llena de agua con la que amenaza a un gatito mugroso.
caminamos ida y vuelta, arriba y abajo, por callejuelas estrechísimas tapizadas de piedra, el verde es casi una noción desconocida. el pueblo es antiquísimo, como si se hubiera detenido en el tiempo, hay nomás viejos y chicos, pareciera que las generaciones intermedias han huido, portales viejos con carteles que alguna vez fueron rojos, herrumbre en todos los cerrojos, muchas de las casas están cerradas con candado. es lindo pero hay algo como muerto, hasta el agua del río se ha olvidado de venir y un puente cruza inútil una raja de piedra inundada de yuyos. al día siguiente armamos la mochila y nos vamos.

llegamos a hancheng, la estación más cercana, con la idea de tomar un tren a pingyao que no saldrá hasta el día siguiente hasta las 4 de la tarde, cuanto nos cuesta hacernos entender y entender al tipo de la estación. salimos algo desahuciados, suponíamos que había un tren a la tarde, ahora estamos en hancheng, que es una masa de polvo flotante con edificios, con la lonely planet en la mano y ni idea de que hacer.
todos nos miran, alguien nos habla en inglés, can i help you?, es una chica embarazada encantadora, nos acompaña de vuelta a la estación de tren, confirmamos que no hay tren hoy pero si mañana a las 6.40, nos acompaña luego a un hotel, no responde nadie, luego aparece casi bostezando una chica más blanca que un papel con las pestañas postizas todas pegoteadas. nuestra heroína pide un cuarto, mira con nosotros la habitación y nos confirma el precio. queremos invitarla un helado o un té en agradecimiento, no, no, welcome to my country, nos dice al despedirse.

dejamos las cosas y nos vamos de caminata, parece que tras el polvo hay una parte vieja, ahí vamos, que gusto da dejar atrás los edificios de cerámicos blancos y carteles luminosos, desembocamos en algo que parece un mercado nocturno, hay montón de puestos de comida, me gusta este rincón tan auténtico, tan chino, tan no-para-turistas, vamos causando sensación a cada paso, definitivamente esta gente nunca vio a nadie con ojos no achinados, damos una par de vueltas entre los puestos eligiendo el menú para la cena en vivo y en directo, mucho mejor que cualquier foto menú.

1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 22 agosto, 2010 21:04

"...definitivamente esta gente nunca vio a nadie con ojos no achinados". Con esta frase salvé el día!!! Aguante Hang Ten... :-)