jueves, julio 08, 2010

el típico gusto francés


resulta que no hay bus directo al borde chino, tengo que ir primero a udomxai, 4 horas, y de ahí agarrar algo a boten, otras 3 o 4 horas. sale una minivan a las 11 am, el tipo me dice que sí se puede llegar a boten el mismo día, cruzo los dedos. esto lo debería hacer el 8, o sea pasado mañana, me da tiempo de ir muang non koi (o algo así), pasar la noche, volver acá, pasar otra noche y viajar al día siguiente. la gracia de este lugar, además del viaje en bote, es que no hay luz excepto por 4 horas al día y se me hace agua la boca al pensar en tantas estrellas. voy a averiguar entonces por el bote, hay uno a las 11, no compro el pasaje de rebelde nomás, tengo que volver a armar la mochila.
cuando estoy por salir me cruzo con emile que recién se levanta, le digo que me voy a tomar el bote, me dice que se irá esta misma noche. le doy la lonely planet de laos en español, yo para que la quiero, es gracioso como yo viajé por india con una lp en francés y ahora él lo hará en laos con una español. se va un momento, regresa con una botella de vino en la mano, me dice ayer me dijiste que querías un vino francés. eso sí que no me lo esperaba, le digo que es una lástima que no lo podamos compartir, dice que sí, yo le digo que el universo es circular, que me ha dado mucho gusto conocerlo, que suerte en su búsqueda y que tengo la certeza de que nos volveremos a encontrar. nos damos un abrazo y me voy, son menos cuarto, aparentemente el barco siempre se retrasa porque no sale hasta que se llena, o hasta que hay suficiente gente para que sea rentable.
mientras cruzo el puente hay dos enanos hermosos que me saludan, me pongo a sacarles fotos, hacen caras y gestos, las quieren ver. sigo caminando, se me rompen por enésima vez los jootis, otra vez se despega la suela en la parte de adelante. llego al embarcadero, o más bien arriba, donde venden los boletos, son 11 menos 5, el tipo me dice que el bote ya salió porque estaba lleno, que vuelva a las dos. y aunque me hace ilusión navegar por el río aunque sea una hora, la idea de quedarme acá sin ir a ningún lado tampoco me disgusta.
de todos modos, a las 2 vuelvo al embarcadero, hay nomás un inglesito esperando, ya veo que el barco no sale. nos dicen que esperemos a las 3 o 3.30, que viene un bus de luang prabang, a ver si trae gente que quiera viajar también. evidentemente el barco no saldrá a mneos de que paguemos por el equivalente de 10 pasajeros, y eso no está en mi presupuesto. está nublado desde la mañana, y mientras esperamos se larga a llover. bueno, no habrá estrellas en la noche entonces, tampoco me entusiasma mucho la idea de llegar a las 5 de la tarde y me viene bien ahorrarme los 40000 kips del pasaje.
en el camino de vuelta al hotel me río pensando en que este viaje tiene vida propia. yo sólo me dejo llevar, si no me toca ir a muang non koi será porque debo quedarme acá.
llueve otra vez, tengo que hacer otra vez el check in, me cambio a un bungalow cuyo balcón tiene vista al río, impecable. charlo con otros huéspedes, hay un español de unos 50 y tantos, llegan soraya y gabor, una española y un húngaro que conocí en el viaje de vientiane a luang prabang, me caen superbien, qué casualidad, todos vamos por las mismas rutas parece.
llega emile, compartimos un dolor de cabeza y un café lao asquerosamente dulce, pasamos lo que queda de la tarde mirando la lluvia, escuchando a yann tiersen, hablando un poco y frotándonos la frente con tiger balm para combatir el dolor.
al final sí tendremos oportunidad de compartir el vino, lo abrimos en el balcón de mi bungalow, el vaso de lata no le hace justicia, las montañas se diluyen en reflejos rosados.
vamos a cenar al restaurant indio con nuestra botellita, de verdad que me hace acordar a juli, tiene algo de niño en su expresión. la charla va en cuatro idiomas, inglés, portugués, francés y español, sobre capoeira, vinos, búsquedas, bicicletas, buenos aires, novias, novios, viajes, tristezas, uvas, sueños, raíces, inviernos. reímos, sonreímos, mucho. le digo que tiene una energía especial, él dice que también yo, que tengo una energía "joven" dice entre risas, más joven de lo que soy. le cuento de mi teoría, que en realidad aparento la edad del promedio entre mi edad real y mi edad mental: 34 más 18 dividido dos, 26.
la hora se pasa, el bus se acerca, pagamos, en el camino de regreso al hostal,le digo que estoy muy feliz de haberlo conocido, él dice que el placer es suyo, nos damos un abrazo, claramente los franceses son más expresivos que los escandinavos. compartimos un cigarrillo mientras viene el bus, ahí está, te voy a visitar a toulouse, buen viaje, nos vemos. no me hace falta ir ver las estrellas en el otro pueblo, hay gente que es pura luz.

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