sábado, junio 12, 2010

vida acuática


cuando escribo esto, estoy a bordo del bote lento con destino a luang prabang.son ocho horas hoy y ocho horas mañana. el paisaje es verde y ondulado, simple, magnífico. tomo el bote lento, porque voy lento, porque quiero extasiarme de paisajes, llenarme los ojos de escenarios desconocidos, llenarme el alma de colores nuevos, y descubrir en cada cosa nueva cuales son los ecos adentro.
hace un rato me senté en el borde del bote con los pies casi en el agua. aunque antes me parecía imposible, hoy disfruto inmensamente de la contemplación. el verde se desliza manso desde la costa, como una serpiente esmeralda que va ondulando al lado del río. el río mekhong es amplio y caudaloso, y con las útlimas lluvias está alto. marrón es el agua, pero limpia. cada tanto emergen unas rocas de la nada, filosas y desafiantes apuntan para arriba. son bellas. lo demás es verde profundo y montañoso, interrumpido por alguna casa de madera perdida cada tanto. desde la orilla nos saludan unos nenes, se están bañando desnudos en la costa.
el barco está mejor de lo que yo pensaba: es largo y de madera, abierto por los costados. la necesaria brisa se cuela fresca por todos lados y acaricia cálidamente.
está lleno de gringos tomando cerveza, ron, gin, vodka y vaya uno a saber que más desde que salimos. algunos son simpáticos, aunque está lejísimos de mi modo de viajar. mi modo, ahora, es lento.

1 aportes al desconcierto general.:

Anónimo | 12 junio, 2010 19:48

Paz.