domingo, mayo 09, 2010

oídos sordos


bangkok me recibe con calor de hogar. demasiado quizás. llueve a cántaros y aún así el calor no afloja, aunque sirve para disimular el sudor. ya conozco el camino a N6, la casa couchsurfer que me alojó antes. es casi como un hostel, o como un zoo.
cinco pisos tapizados de colchones, muchos ventiladores y viajeros que van y vienen.
hay raras avis en esa fauna intermitente: lottie, una inglesa brillante que llegó minutos antes que yo, con la que compartimos colchón y sentido del humor; mathias, un sueco enamorado de la india con quien charlé muchas madrugadas y me dió la impresión de que lo conocía desde hacía años (y, causa o consecuencia, me hacía acordar muchísimo a ale); narcis, un catalán temperamental que preparaba tortilla de papas todas las noches.
la vida en n6 es como un jueves perpetuo (en el mundo donde los jueves sean así, claro). la gente va amaneciendo por oleadas, los trasnochados resucitamos después de las 11, alguien sugiere ir al supermercado a comprar algo para des-almorzar (podría decir brunch, pero es demasiado palermitano) y de paso disfrutar de unos minutos de aire acondicionado, otro prepara café, hoy el yankee cocina huevos revueltos, la canadiense pregunta por la visa para vietnam, yo quiero ir a andar en lancha colectiva, la alemana saluda porque se va para el sur, el sueco quiere ir a ver el budha reclinado,
todos sin excepción tenemos mucho pero mucho calor. como a las 3 salimos, si somos muchos vamos en taxi (que tiene aire acondicionado), si somos pocos en colectivo. después de las 7 estamos de vuelta, alguien se ofrece a cocinar, algunos ayudan, otros se hacen los otarios. "donde vamos hoy" es la pregunta, sukumvith o khao san rd., muchos gringos pero apuesta segura, mejor preguntamos a algún local, un día la pasamos bomba y otro nos arrepentimos de haber salido a la puerta. a la vuelta, té verde frío o caliente, había un chocolate por acá, otro que raspa la olla de la cena, cada uno con su pc contando las mismas cosas a amigos distintos por fb, cs, msn, tw o cualquier acrónimo que indique virtualidad.
el calor aplasta y amorfa, cuesta arrancar, cuesta pensar. ya estoy cansada de estar acá, tan cansada que me cuesta irme. hay algo venenoso en esta rutina que es siempre distinta y siempre la misma, van 4, 5 o 6 días, difícil distinguir entre tantos días iguales. me tengo que ir y no quiero, me quiero ir y no puedo, tengo fiaca de armar la mochila otra vez y no sé ni para dónde ir. me anoto como ayudante en curso de vipassana por acá cerca, uno, dos, tres días y no me responden; estoy corrigiendo/editando/escribiendo un libro para identity que no termina de terminarse, todo está suspendido, detenido en la humedad sofocante de bangkok.
hace como tres días que vengo anunciando mi partida, el domingo me despierto con algo parecido a una resolución, voy a averiguar por los pasajes.
antes de salir, llamo a los del vipassana, no tenemos más lugar. y porque no me avisaron por mail, lpmqt? tanta meditación y tan poca consideración por el otro? grrrr! ya me pus e de mal humor.
me separo del rebaño para ir a hualampong, la estación de tren. el pasaje que debía costar 70 sale 230 y me deja a las 4 am a dos horas en bus de donde quiero ir. creo que no es negocio, por esa plata seguro consigo bus directo. voy al encuentro de mis co-couchsurfers, llego justo a tiempo para averiguar que ya se fueron a otro lado, ya ni vale la pena el esfuerzo, mejor me voy a la terminal de buses, o donde creo que es la terminal de buses, parece que estoy muy equivocada pero no soy la única, cada indicación que me dan apunta a otro lado.
tras hora y media de caminar en círculos -la primera parte, con luz y por un parque precioso, la segunda, a oscuras y entre autopistas-, llego a la terminal. buses a sukhothai? sí, a las 9, 9.30, 10, 240 bahts... a las 11 un servicio vip, 400 bahts. son las 8 pasadas ya, entre ida y vuelta, ducha y armar la mochila no sé si llego, no me quiero arriesgar a comprar el pasaje. hay lugar a las 10? por ahora está vacío, perfecto, lo compro antes de salir.
vuelvo a la casa, no estoy contenta, no estoy segura, algo me dice que no me vaya, definitivamente no tengo ganas de moverme. pero ya es casi una cuestión de orgullo, armo la mochila así nomás, explotando por todos los cierres, me ducho en un segundo, me visto, me despido rapidísmo, me tomo una moto taxi, 50 bahts, sufro el camino con la mochila y mil bártulos colgando, llego 15 minutos antes de las 10. sukhothai? no hay más lugar. ni ahora ni a las once.
me río. me río mientras me tomo el bus de vuelta a n6. paso por un 7/11, me merezco un jugo de melón por mi mal día, y justo es el que no hay. me río más, vuelvo a la casa cansada, acalorada, sin jugo y sin pasaje pero me río, y es que yo sabía que no era el día, no era el día para irse, y muchas veces me lo dije, pero no me escuché.

4 aportes al desconcierto general.:

Jaz | 15 mayo, 2010 22:49

mmm... y si probas con otra cosa? digo x ejemplo sumarte a la lucha que el pueblo esta dando en las calles de bangkok hace tantos dias?? digo, para salir de esa marañana ombliguista en la que pareces estar inmersa, nada mejor que involucrarse con otros y sus realidades... te quiero hermana!!

kika | 18 mayo, 2010 03:47

ups, yo pasé como Jaz para preguntar qué onda de lo que está pasando por allá, recién lo vi al ya anciano rey por tve.
besos!

p | 21 mayo, 2010 02:03

respondí a mi hermana por mail. en nuevo post (http://depocuntodo.blogspot.com/2010/05/tengo-la-camisa-roja.html) la versión ampliada e ilustrada de la respuesta.

kika | 06 junio, 2010 08:21

gracias nena, leí, quedé -como vos y el resto- sin entender. La sucesión de eventos (ahora el atentado israelí) hace casi imposible seguir el desarrollo de una noticia. (bue, convengamos que pongo la energía en cosas de mi propio tupper, pero de todos modos no es sencillo).
quiérote, dale batalla a los bichos esos!