domingo, febrero 08, 2009

las olas y el viento


tras la prístina paracas (a pesar del aún doloroso recuerdo que dejó en mi pie) llegar a las playas de trujillo fue casi casi una decepción.
admito que no soy gran fan del playa (sufro de hiperquinesia, también conocida como el síndrome de "hormigas en el culo") y seguramente influye en mi juicio que mis últimos acercamientos al mar fueron en las playas agrestes del uruguay.
pero que quieren que les diga... el agua no era azul pero sí helada, la arena estaba compactada en piedras, había un viento de la hostia, basura por todos lados, cumbia al máximo y gente, gente, gente (mencioné alguna vez mi fobia social?).
quiero una cueva en la montaña, caracho!

1 aportes al desconcierto general.:

Ezequiel | 09 febrero, 2009 12:44

eh, salí! Esta cueva ya está ocupada! :p